| Dise es término exclusivo de la toponimia de Lanzarote y de significación problemática, ya que se ha perdido totalmente el sentido que debió tener en el habla común de la isla. Quizás por esa pérdida como apelativo es por lo que no aparece en ningún diccionario ni vocabulario dialectal canario. Tampoco aparece en el DRAE ni en ningún diccionario del español general, ni es tampoco portuguesismo (como podría, por la gran influencia portuguesa en las Islas), aunque nada hay en su configuración fónica que sea extraño a una posible etimología románica. Todo parece indicar, pues, que se trata de un guanchismo, aunque tampoco aparece en ningún catálogo de voces prehispánicas, ni siquiera en los Monumenta de Wölfel (1996). El único que ha tratado sobre esta palabra, y justamente como guanchismo inédito para la investigación, ha sido Agustín Pallarés (1990: 396-399). Hasta 17 lugares contabiliza Pallarés en la toponimia de Lanzarote que contengan ese nombre, bien en singular, Dise, bien en plural, Dises, bien como derivado, Disadero (y hasta es posible que también Los Sisitos, como diminutivo evolucionado), aplicado a accidentes geográficos muy variados: un morro, un lomo, un valle, un llano, una playa, una peña, una hoya, un barranco, etc., y no localizados en un único punto o zona de la isla, sino distribuidos por toda ella, en los municipios de Teguise, de Haría, de Tinajo, de Yaisa y de Tías, incluso en la isla de La Graciosa. Qué haya podido significar esta enigmática palabra -se pregunta Pallarés- es algo que no ha podido averiguar, a pesar de haber puesto todo el empeño en averiguarlo, preguntando a sus informantes. Igual nos ha pasado a nosotros; sólo uno, Francisco Cabrera Robayna, de Teseguite, nos dijo, vagamente, que los dises «venían a ser como los bebederos». Por nuestra parte, intuimos que un dise viene a ser en Lanzarote lo que un eres en las provincias de El Hierro y Tenerife; es decir, unos hoyos que recogían el agua de lluvia y la conservaban después al taparse con arena, de tal forma que al retirar la arena fluía el agua y podía ser aprovechada. Este tipo de aprovechamiento del agua debió de ser de gran importancia en épocas antiguas, sobre todo por los pastores, que podían hallar remedio momentáneo en los tiempos de sequía y en lugares en que no había otro tipo de acuífero. Tan importante que los arqueólogos hablan de un «sistema de eres» que debieron conocer y usar los aborígenes de varias islas, entre ellos los de Lanzarote.
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