| El topónimo Cueva de los Verdes hace referencia no a los colores del interior de la cueva, como generalmente se cree (que no son precisamente de ese color), sino al apellido familiar de los dueños de aquellos malpaíses. Hoy la Cueva de los Verdes es lugar de visita turística obligada, por su excepcional atractivo, pero antes, durante los siglos XVI, XVII y XVIII fue el lugar de refugio que los lanzaroteños tenían antes los frecuentes ataques piráticos berberiscos, hecho que ya fue conocido y relatado por Torriani a fines del siglo XVI:
En tiempos de invasiones, aquí se retira la gente principal, con el marqués [en el castillo de Guanapay]; los demás se ocultan en las cuevas de los montes, entre las cuales se halla una, llamada de los Verdes, muy grande y segura, hacia noroeste, a seis millas de distancia de la villa. Tiene la entrada tan baja y tan estrecha, que sólo una persona que se arrastra pegada a la tierra puede entrar en ella; y en su interior tiene antros de maravilloso artificio, que parecen hechos por mano maestra, y con pasajes ásperos y difíciles, que no se pueden franquear sin luz. Algunos conocedores dicen que dentro tiene un río secreto, que corre con gran ímpetu, y que muy pocos conocen. Tiene también otra salida, que responde al mar, por la cual los hombres y las mujeres que se amparan allí, pueden salir y embarcar (1978: 49-50) .
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