| Guardilama es el nombre de una de las montañas más imponentes de Lanzarote, sobre todo vista por su lado sur, que hace límite entre los municipios de Tías y Yaisa, al lado del caserío de La Asomada. A su vez, la montaña tiene su propia Caldera de la Montaña Guardilama, una fuente y un pequeño barranco.
Madoz describe la Montaña de Guardilama como un cráter al que se calcula más de 1000 años de formación, cuyas paredes cubiertas de arena volcánica producen vino, legumbres y cereales, y el fondo de su cráter, «que en el país se llama caldera» -especifica correctamente-, se considera terreno de primera calidad (1986: 118). En efecto, el cráter o boca del volcán recibe en Canarias (en todas las islas del archipiélago) el nombre de caldera, pero solo en las montañas en que ésta se ha configurado de manera honda y redondeada, y se mantiene como tal, se ha convertido en topónimo, como ocurre en la de Guardilama. Y tiene también razón Madoz al decir que las calderas tienen terrenos de primera calidad, y por tanto son cultivadas, pero solo cuando son fruto de erupciones viejas y tienen fácil acceso, como es el caso también de la Montaña Guardilama.
Wölfel recoge el término como guanchismo en sus Monumenta (1996: 1006), justamente a partir de la cita de Madoz, pero no ofrece para él interpretación alguna.
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