Investigaciones filológicas de canarias Fundación César Manrique Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
 
Finca de Famara
 

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 Variante 1: Casas de Famara
 Municipio:  Teguise
Identificación Territorial: Edificación aislada
Clasificación Descriptiva: Poblamiento y explotación del territorio
Tipos de poblamiento y elementos de una población

Edificación aislada
  Comentario:
 

Famara es topónimo característico de Lanzarote, bien conocido por todos y registrado desde siempre prácticamente de la misma única manera en que hoy se escribe, primero en los mapas de Torriani (1590), Brihuela/Cosala (1635), P.A. del Castillo (1686), Riviere (1741), etc. y luego en los registros históricos de la isla que se nos han conservado, desde el siglo XVII. Sólo en el mapa de Riviere lo encontramos escrito con un acento grave, Famàra, que nada representa fonéticamente, y en una escritura antigua como Tamara, que más que variante parece simple error de transcripción.


En la actualidad el topónimo Famara designa un «macizo» entero, el que tiene la isla de Lanzarote en su parten NO, desde la Caleta de la Villa hasta la punta extrema de Los Fariones, formando el mayor acantilado de la isla, que recibe el nombre de Risco de Famara. Y justamente en la parte más alta del risco se registra la mayor altura de la isla, en las Peñas del Chache, con 670 m. Sin embargo, parece que en un principio el topónimo Famara designaba sólo para la parte baja del risco, en su comienzo, en el Rincón de la Caleta (de la Villa o de Famara). Fueron tierras que se reservó el Marqués de Lanzarote para sí, por cuanto allí desembocaban las aguas que bajaban por todo el barranco, y dentro de él se formaban charcos de gran provecho, y existía además una fuente, «la más caudalosa de la isla» según se dice en algún escrito, que servía para el riego de las huertas allí cultivadas. Igualmente, se formó un pequeño poblado, como consta en los informes del siglo XVII, que llegó a tener su propia ermita, dedicada a N.S. de las Mercedes. A esta ermita hace referencia Argote de Molina a finales del s. XVI, desaconsejando se construyera allí el convento que Sancho de Herrera había ordenado en su testamento de 1534 por la amenaza constante de los piratas a que el lugar estaba expuesto.


Por su parte, en tiempos de los guanches este espacio debió estar habitado y dedicado a las prácticas pastoriles, tal como demuestran los restos encontrados.


En la actualidad nada queda de las huertas y menos de la fuente. Existen unas Casas de Famara que acogen a unos pocos habitantes ocasionales, una vez que se han abandonado las prácticas pastoriles que les dieron vida, y no quedan sino unos mínimos restos de la ermita. Sin embargo, en el mismo lugar de El Rincón se ha levantado una moderna urbanización turística y el propio pueblo de La Caleta está adquiriendo un paulatino pero constante crecimiento por el atractivo de su hermosa playa.