Investigaciones filológicas de canarias Fundación César Manrique Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
 
Bahía la Vereda el Jable
 

91 de 3033 
 Municipio:  Haría
Identificación Territorial: Línea de costa
Clasificación Descriptiva: Morfotoponimia
Relieve litoral

Línea de costa
  Comentario:
 

Más de 30 lugares de Lanzarote son designados por el término Jable, pero hay uno que se constituye en una «parte» característica en que los geógrafos suelen dividir la isla, la parte central, que se inicia en la playa de Famara, en el noroeste, y que, como un cinturón de varios kms de ancho (en ciertos lugares supera los 5 km), atraviesa la isla de parte a parte hasta desembocar en la costa del sureste, en la playa de Guasimeta. En él se fijó Viera y Clavijo para definir en su Diccionario de Historia Natural la entrada «Río del Jable»:


Famoso arenal de una arena blanca, calcárea, menuda y movediza que desde Hamara [sic] corre de mar a mar, y atraviesa toda la isla de Lanzarote, como un brazo, en partes bastante anchuroso. Impelida casi continuamente esta arena de los vientos, que allí son recios y constantes, se echa a veces sobre tierras cultivadas y las arruina; y a veces cayendo la nube pulverulenta en las rubiales, arcillosas y estériles, las fertiliza (1982b: Río de Jable).


Jable es un canarismo procedente del francés sable con el significado inequívoco en Lanzarote de 'arena volandera'. Algunos autores le han propuesto una procedencia del gallego xabre o del port. saibro. Nosotros creemos que es más verosímil y más fácil de explicar la etimología desde el francés, y que fueron los normandos de Jean de Bethencourt, los primeros europeos que llegaron a la isla con intención de conquista, quienes trajeron el vocablo y los primeros que denominaron sable a tantas arenas como se encontraron en las playas y en el interior de Lanzarote (y Fuerteventura después). El castellano que se implantó después en las islas fue quien se encargó de la eufonización de la consonante inicial hasta convertirse en jable. Para testimonio del origen francés todavía quedan en la toponimia de Lanzarote un Risco de los Sables (HA 4.95) y un Bajo de los Sables (HA 4.78), en una zona de la costa de Órsola caracterizada por la entrada constante de arenas procedentes del mar.


El jable de Lanzarote y de Fuerteventura no es la simple arena de la playa, o, mejor dicho, no es la arena de cualquier playa, ni sólo la arena de esas playas, razón por la que los topónimos que llevan ese nombre tanto pueden ser de costa como de interior, incluso más de interior que de costa. La arena del jable, según análisis de los naturalistas, no es de origen mineral, sino animal. Dice Hernández-Pacheco (2002: 59) que lo que se llama jable en Lanzarote es el resultado de la trituración de infinidad de conchas marinas y que al llegar a tierra se hacen volanderas. Y sigue el famoso vulcanólogo en su observación a los jables de Lanzarote:


No se ve entre los granos ni uno que presente el brillo vítreo del cuarzo, es una arena uniforme, fina, blanca mate, blanda, los granos mayores se parten fácilmente con la uña, sólo se distinguen entre los granillos blancos, algunos, en escaso número, de color negro, que sensiblemente son partículas de lava o de basalto del suelo de la isla (Hernández-Pacheco (2002: 59).


El propio Hernández-Pacheco presenció en un día de fuerte viento, en que la arena formaba una «espesa nube baja que cierra el horizonte», cómo el jable «atraviesa la isla hasta penetrar en el mar y deshacerse a corta distancia de la orilla» (2002: 73). Naturalmente, esa zona no podría sino llamarse El Jable. Y hasta se dice que pueblos asentados desde antiguo en esta zona, como Fiquinineo (hoy queda el topónimo Fiquineo), fueron paulatinamente abandonados por causa de las tormentas de arena hasta desaparecer del todo.


Quien hace móviles las arenas de Lanzarote no es sólo el viento, sino también las corrientes marinas, y no sólo en Lanzarote, sino de todas las islas orientales. Aparecen en todos aquellos sitios en donde existen costas bajas opuestas a la corriente que viene del Norte: salen del mar, siempre en situación de barlovento, y se depositan en sus costas o atraviesan el territorio hasta volver a desaparecer por las costas de sotavento.


Cuatro bandas de las islas orientales identifica Hernández-Pacheco afectadas por este fenómeno:


1. La que invade La Graciosa y el estrecho de El Río, penetra por la Boca de Famara, atraviesa toda la isla y desaparece por Guasimeta, entre Arrecife y Puerto del Carmen, formando una especie de delta submarino en la costa;

2. La del estrecho de La Bocaina, entre Lanzarote y Fuerteventura, que invade las costas de Papagayo, traspasa la isla de Lobos y se introduce en la costa oriental del norte de Fuerteventura en la zona denominada precisamente El Jable;

3. La que constituye el ancho y bajo istmo de la península de Jandía, en el sur de Fuerteventura, que lo atraviesa de parte a parte; y

4. La que existe en Las Palmas de Gran Canaria, formando el istmo de La Isleta, entre la Playa del Confital y el Puerto de la Luz (zona que ahora está totalmente construida y, por tanto, impedida del movimiento de las arenas) (Hernández-Pacheco 2002: 305).


Mas el jable que se forma en el interior no es totalmente improductivo; los lanzaroteños han aprendido a cultivar en él melones, sandías, boniatos, calabazas, etc. con excelentes resultados.

  Glosario:
 

Bahía: Aunque aparece este término en varios puntos de la cartografía lanzaroteña, no nos parece término patrimonial, es decir, de uso común y antiguo en la toponimia de las Islas, sino imposición de los «técnicos» del Ministerio del Ejército que cartografiaron su toponimia, y con el mismo valor con que aparece en el DRAE: «entrada de mar en la costa, de extensión considerable, que puede servir de abrigo a las embarcaciones».


Jable // Jablillo // Jablito // Sable // Sables : Arena de la playa. Especialmente se aplica a la arena de tipo organológico, resultante de la fragmentación de conchas de moluscos y que al llegar a tierra se hacen volanderas, pudiendo penetrar a mucha distancia en el interior, como ocurre en las islas orientales de Canarias, formando grandes extensiones. En estos casos se llama jable al terreno cubierto por estas arenas. Procede del francés sable. En la toponimia de Lanzarote hay dos lugares en la costa de Órsola que conservan el nombre originario de sable (Risco los Sables, HA 4.95 y Bajo de los Sables, HA 4.78).

Dice Hernández Pacheco (2002: 55-59) que el jable es el resultado de la trituración de infinidad de conchas marinas y que al llegar a tierra se hacen volanderas. Dice también que al observarlo de cerca «no se ve entre los granos ni uno que presente el brillo vítreo del cuarzo, es una arena uniforme, fina, blanca mate, blanda, los granos mayores se parten fácilmente con la uña, sólo se distinguen entre los granillos blancos, algunos, en escaso número, de color negro, que sensiblemente son partículas de lava o de basalto del suelo de la isla» (ibid: 59). La corriente principal de jable que se forma en la isla de Lanzarote semeja un río de arena, en ciertos lugares con más de 5 kms. de ancho, que sale por la playa de Famara, por el NNE, y atraviesa la isla entera, de parte a parte, hasta desembocar de nuevo en la costa del Levante, por Guasimeta. El constante volar de estas arenas propició la desaparición de algunos poblados, como el de Fiquineo. Y naturalmente, esa zona no podría sino llamarse El Jable.