Investigaciones filológicas de canarias Fundación César Manrique Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
 
Bailadero, El
 

94 de 3033 
 Municipio:  Haría
Identificación Territorial: Elevación
Clasificación Descriptiva: Morfotoponimia
Relieve interior

Elevación
  Glosario:
 

Bailadero: En ciertas islas, hay unos lugares llamados Bailaderos, que son enclaves situados en puntos elevados y de difícil acceso, pero que nada tienen que ver con el baile. En este topónimo, pues el nombre sólo pervive en la toponimia, bien que ha operado la etimología popular, pretendiendo hacer comprensible el significado de una palabra, cuando la anterior propia se hizo opaca e incomprensible. Bailadero deriva de Baladero por etimología popular. Y Baladero nos remite a una curiosísima costumbre de los canarios aborígenes: «Cuando los temporales no acudían, y por falta de agua no había yerba para los ganados, juntaban las ovejas en ciertos lugares que para eso estaban dedicados, que llamaban el bailadero de las ovejas, e hincando una vara o lanza en el suelo, apartaban las crías de las ovejas y hacían estar las madres alrededor de la lanza dando balidos, y con esta ceremonia entendían los naturales que Dios se aplacaba y oía el balido de las ovejas y les proveía de temporales» (Espinosa 1980: 34).

La costumbre descrita fue guanche, pero la palabra que la refiere es hispánica. Lo que quiere decir que los primeros españoles instalados en las Islas llegaron a conocer la costumbre de los aborígenes y tradujeron el nombre a su propia lengua, olvidando la denominación de aquéllos. Según Bethencourt Alfonso (1991: 297-298, nota 29), la palabra guanche fue guara o guaracho. Que la sustitución léxica fue rápida y homogénea en todas las Islas lo demuestra el hecho de que no se haya conservado ningún vestigio del nombre guanche -al menos como apelativo- y que el nombre español se haya instalado en toda la geografía del Archipiélago. De la misma forma, debió ser también muy pronta la sustitución de Baladero por Bailadero. Pero advertimos que la sustitución se produjo, en todo caso, del baladero de la lengua común al Bailadero de la toponimia, pues es indudable que si la forma primera hubiera llegado a ser topónimo hoy lo que tendríamos en los mapas sería Baladeros y no Bailaderos, dada la persistencia de la toponimia, por encima incluso de toda razón lingüística y etimológica.